Desde hace días mantengo un conflicto en mi testaruda conciencia, aprieto que me ha llevado a refugiarme en la ausencia premeditada del habla hacia mis congéneres. Pero hoy al ojear publicaciones, oler comentarios tapados, me decidí a escribir lo que el pequeño demonio le ganó en discurso al individualista ángel que habita en mi conciencia (por decirlo de manera que lo entienda la mayoría de los fieles practicantes de la católica apostólica y pederasta iglesia).
En fin y para empezar quiero hablar del trabajo, ese sumo adictivo y parasitario que nos hace ciudadano aceptado en nuestra sociedad de consumo. Ese señor que viene desde tiempos remotos, cuando solo era la caminata para recolectar alimento, que luego se creció para ser el tiempo que usábamos para pensar, diseñar y construir herramientas, siendo luego el niño que nos unió en comunidades más complejas y orientó a pensar en dioses y creadores supremos, luego el adulto que nos ató a la academia y posteriormente a la fábrica, al estado (esa comunidad mega compleja).
Si!! el trabajo, esa pequeña y a la vez gigante especie parasitaria que creamos hace milenios, para facilitarnos nuestra alimentación y supervivencia ante las terrenales y salvajes especies animales con las que compartimos el planeta. Esa minúscula célula cancerígena que hoy nos lleva a olvidarnos de la solidaridad y el compartir, es el primer punto de estas blasfemias codificadas en estas líneas. Ya que por el creamos sindicatos para sentirnos con poder de quitarle algo de la plusvalía que enriquece a mi patrón, obviando el deber de matarlo(al patrón) y así poder tener la ilusión de poder comprar lo que mi opresor tiene. También esta rémora nos hizo pactar bonos, utilidades, aguinaldos y beneficios contractuales escritos con la sangre de la juventud perdida y el sudor de la vejes con mal de Parkinson.
Mi amigo y amiga lectora, ¿Por qué? trabajar durante toda mi vida útil, para solo tener dinero cada 15 días, con el fin de gastarlo en lo que el sistema me ofrece, ¿por qué? pensar que los aguinaldos, bonos, prestaciones sociales son derechos irrenunciables que me benefician como individuo ante la sociedad. Y más allá ¿por qué? pensar que debo estudiar para ser asalariado. ¿Por qué? olvidar que hay un patrón que se enriquece mientras yo muero detrás de su ganancia, ¿por qué? pelear por ser una maquina en una oficina burocrática del estado. ¿por qué? hacer eso si el trabajo está en contra de nuestra propia existencia como sociedad pensante.
Entonces me hago la última pregunta ¿por qué tanto rencor hacia este ser inanimado e hijo de la inteligencia humana? y no puedo responderla solo, por lo que entro en la segunda parte del tema; la fanática defensa de esta droga. Esa posición antihumana de mover cielo, tierra y conciencias en pro de tener pegado a mi cuerpo este animalito pernicioso, sabiendo que el mismo me aleja de mi condición humana, esta paradoja es la concluyente y dura arma con la que el demonio derroto al individualista querubín en mi cabeza y me llevó a titular esta lapida ante mis conocidos(muy buenos defensores del trabajo asalariado).
Con mi trabajo no te metas, decimos cuando el patrón nos quiere botar o cuando llega un esclavo nuevo. Pensando en esto y continuando con las blasfemias, me pregunto en que momento fue que la droga comenzó a pensar por mí y yo dejé mi libertad para amar el grillete, ya que el patrón o el estado sigue allí y no le importa quien muere para darle dinero y vida eterna, mientras yo me canibalizo con el único fin de asegurarme mi años de adultez mayor recordando jocosamente como perdí la juventud.
Amigo y amiga, defender el trabajo solo por el placer de asegurar los gastos que me impone el sistema cada 15 días no debe ser la constante en nuestras generaciones y mucho menos en la actual, que se jacta de transformadora y creadora de conciencias nuevas, llegó la hora de romper esa cadena lujuriosa que nos ha llevado a construir metrópolis antihumanas, sistemas políticos hostiles, religiones paradójicas y culturas ajenas a las naturales, es el momento de retrotraer la evolución de este invento hacia la vida colectiva y sin la opresión del hombre por el hombre, para que vivamos con el amor sencillo y humano con el que poblamos el planeta hace millones de años.
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