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viernes, 31 de agosto de 2012

Manual del Perfecto Amarillista

En 1897 el editor William Randolph Hearst añoraba una buena guerra para aumentar la circulación de sus periódicos, más decisiva en esa época que la publicidad. Lanzó entonces una campaña contra el gobierno español en Cuba y contra el de los Estados Unidos, por no intervenir. Gastaba fortunas enviando reporteros a Cuba. Cuando su corresponsal Frederick Remington llegó a Cuba se encontró con la infame realidad de que, horror, no había guerra. Telegrafió a Hearst, como quien dice un email, para pedir permiso para regresar. Hearst respondió: «Pongan las imágenes, que yo pongo la guerra». El 15 de febrero del año siguiente alguna mano de interés estadounidense puso una bomba en el barco también estadounidense Maine, en el puerto de La Habana, provocación, hoy evidente pero entonces imperceptible, que desató la Guerra Hispanoamericana que quitó a España sus colonias rezagadas: Cuba, Filipinas y Puerto Rico. Como todo amarillismo, Hearst acusó y sentenció sin pruebas ni defensa (ver La Inquisición Mediática). 


Se iniciaba así la guerra mediática, es decir, la profecía autocumplida y recursiva: instigar una guerra para generar la noticia, que a su vez sostiene la guerra. Sí, suena familiar. Sí, se llama terrorismo. 

Hearst afinó y tecnificó el manual del perfecto amarillista. Ese fomento de la paranoia y de la imbecilidad, esa fría y oportunista gerencia del odio, que otros llaman amarillismo, predomina hoy en casi todo el mundo en casi todo medio. Hasta donde se me alcanzan mis idiomas y mi experiencia, he hecho un inventario de medios no amarillistas; son pocos: 

The New Yorker, la mejor revista del mundo, le Monde
El País de Madrid, salvo cuando habla de Venezuela. 
La Jornada, de México. 
Últimas Noticias de Caracas. 
Panorama de Maracaibo. 
Question, de Caracas. 

Y ya, porque hasta la BBC cayó en el amarillismo. Obviamente tiene que haber otros, pero estos son los que conozco. 


Para no caer yo también en el amarillismo, procederé deliberadamente a violar la Primera Regla de Oro del Amarillismo: ocultar los matices No ocultaré ninguno que logre percibir. Así, divulgo el primero: 


el amarillismo no siempre funciona. 

Llega un punto en que la comunidad reacciona. Pasó con Hearst: sectores religiosos, políticos, sociales, etc., se le opusieron. Sobre todo cuando apoyó a Hitler, a quien hizo columnista de sus periodicuchos. Los medios son poderosos, pero no todopoderosos; lo que demuestra que no hay poder absoluto. Solo hay poderes más poderosos que otros. Y todo poder expira. Cuestión de tiempo. El 2 de diciembre de 2002 los medios convocaron un paro que no fue obedecido por casi nadie. Fuera de los operadores que sabotearon a PDVSA, centros comerciales, cadenas de tiendas e industriales muy poderosos, poca gente independiente acudió al paro. Esa inmensa multitud que masivamente no fue al paro, que, con apoyo de militares leales, salió el 13 de abril a reponer su gobierno derrocado y que los medios se empecinan en no ver, esa gente objetivamente no es permeable al masaje mediático. Esa masa no ve a los medios y estos no la ven. Tal vez los ven, pero no los miran. 

http://www.amazon.com/exec/obidos/ASIN/B00005Q4GW/labitbliotecaHearst, por ejemplo, fracasó cuando Orson Welles hizo su famosa película El ciudadano Kane, inspirada en él. Nadie recuerda a Hearst sin pasar por la imagen que de él delineó Welles, a pesar de los bosques que en medio siglo hubo que talar para que Hearst se construyera otra. 


Segunda Regla de Oro: el amarillismo cuenta con el cretino que todos llevamos por dentro 


Basta una mente despejada para desbaratarlo. Es alentador. Lo que no es tan alentador —otro matiz— es que aun las mentes más despejadas se pueden dejar ofuscar por el amarillismo y entonces son peores que los cretinos naturales porque ponen toda su inteligencia al servicio del cretinismo amarillo. 

Ejemplo: el fascismo, esa etapa superior del amarillismo, que ofuscó a intelectuales de primera magnitud como Louis-Ferdinand Céline, Martin Heidegger, Carl Gustav Jung, Ezra Pound. Su lucidez se vuelve oscura, como una luz negra. Ofusca a muchos hoy en Venezuela. No me preocupan los vendidos sino los que de buena fe se entorchan con fuerzas que objetivamente los tienen en la mira, particularmente el neoliberalismo y sus empresas filiales, enemigos radicales de todo humanismo y de toda diversidad cultural. 

Uno de los vicios del poder es creerse absoluto y eterno. Una inmediatez relampagueante lo conduce a esa idea tan perversa como ingenua. Se necesita una sobredosis de sabiduría para entender que todo poder es limitado y temporal. Que aun los dictadores más estables son biodegradables, porque se mueren. Hay gente que pierde el poder por torpe y pasa años batiéndose como niño malcriado, como la oposición en Venezuela desde 1998. 


Todos los que en Venezuela tienen alguna cuota de poder (político, mediático, económico, social, sindical, religioso) debieran entenderlo. Y sobre todo deben aprender de las victorias pírricas, a veces peores que las derrotas. Cualquiera que derrote a su adversario en Venezuela no podrá gobernar luego, a menos que ejecute un exterminio nazi impecable, sin cabos sueltos, es decir, sin dejar a nadie vivo. Tal vez una bonita «limpieza étnica», que se están llevando mucho últimamente. Pronto hallará que más le valía haber perdido, como Pedro Carmona Estanga, luego de sus minutos de celebridad, cuando fue presidente de la «Transición» de 28 horas entre el 12 y el 13 de abril de 2002. A menos que esté tan ofuscado por el amarillismo que no note que en la barbarie nadie gana, empezando por él mismo. 

Lo que más alarma hoy en Venezuela es cómo las primeras víctimas del amarillismo son sus propios emisores. Creo que todavía los directores de medios no se han dado cuenta del desastre que fue su fachendosa comparecencia ante los corresponsales internacionales, que abandonaron la sala ante su actitud mentirosa, prepotente y ofensiva. Su poder provincial es tal que les oculta que estaban siendo duramente criticados por representantes de medios más poderosos en varios órdenes de magnitud: The New York Times, The Financial Times, The Economist, The Washington Post, para mencionar solo esos. Era asombroso el despotismo con que trataban a esos corresponsales. Tal cual como tratan a sus empleados. «¡No te me rías!», «¿Cuánto tiempo tiene usted en Venezuela?» y aquel gesto despectivo. Con razón los corresponsales se levantaron y se fueron. Los dueños de medios en Venezuela tienen tanto poder que no perciben que ese poder tiene límites. 

El mundo contempla atónito cómo 

la televisión venezolana introduce señales subliminales de violencia política en la programación para niños. 

Cómo han desquiciado la salud mental de multitudes enardecidas. 

Cómo acusan y condenan sin promover pruebas ni consentir el derecho a la defensa, ni el debido proceso. Cuando el 6 de diciembre un criminal de conexiones aún enigmáticas disparó contra una multitud en la Plaza Altamira de Caracas, dejando más de veinte heridos y no menos de tres muertos, Carlos Ortega, presidente autodesignado de la Confederación de Trabajadores de Venezuela, caudillo de un paro al que no aportó ni un trabajador, estaba dando su diario y mediático parte de guerra. Le pasaron un papelito con la noticia. Inmediatamente, sin siquiera una breve meditación, acusó al gobierno de aquella masacre. Sin pruebas ni defensa (ver La Inquisición Mediática). 

El amarillismo de Hearst era ingenuo al lado del actual. Sí, Hearst promovió y respaldó guerras, pero el amarillismo de hoy puede llevar a conflagraciones mayores, como, ojalá no, en Venezuela. Hay fenómenos que no ocurrirían sin apoyo mediático. Es más, así como durante un gobierno de Acción Democrática Venezuela inventó la figura del «desaparecido» y el «ruleteo» de prisioneros, Venezuela aportó a la humanidad en abril de 2002 el golpe mediático, a saber: se convoca un paro nacional, que falla en sus puntos cardinales, luego  se llama a una marcha entusiasta y multitudinaria que en medio del enardecimiento de la masa, en que, como se sabe, reina la inteligencia del menos inteligente, se desvía aviesamente hacia el palacio de gobierno, en donde se reúne una contramasa igualmente enardecida y multitudinaria. 

Llegados cerca del palacio, unos francotiradores producen unos asesinatos —en su mayoría de partidarios de ese gobierno— que los medios divulgan hasta la saturación y acusan sin pruebas ni defensa al gobierno ya casi caído. 

Unos militares «se pronuncian» contra el gobierno en videos o en vivo, fuerzan al Presidente a entregarse y luego, en una ocultación paradójicamente amarillista, silencian todo, en el apagón informativo más feroz de la historia humana. Durante un día crucial en la historia de Venezuela, el 13 de abril de 2002, solo transmiten sus trivialidades curtidas. Y luego, cuando el golpe les fracasa, en el sainete más mamarracho de la historia humana, decretan, con apoyo nada menos que del Tribunal Supremo de Justicia, que no hubo golpe y la historia comienza de nuevo, el Eterno Retorno Parte II, que se intenta ejecutar en diciembre de 2002. 

El amarillismo contemporáneo todo lo torna virtual pues, como dice Jean Baudrillard, la realidad ha sido asesinada.

Walt Disney: Ideologia

La ideología de Walt Disney, tal como se hace patente en sus películas, se basa sobre todo en la defensa de los valores del "american way of life" ("Modo de vida americano"), en los que creía firmemente. La ideología neocolonialista subyacente en los filmes de Disney ha sido puesta de relieve, entre otros, por Ariel Dorfman y Armand Mattelart, en su conocido ensayo Para leer al Pato Donald (1971).

Una cuestión muy discutida es la de las posibles simpatías de Disney por los regímenes fascistas europeos en los años previos a la Segunda Guerra Mundial. Según algunas referencias, fue recibido en Roma por Mussolini en una o dos ocasiones durante la década de 1930. También se ha argüido como prueba de su simpatía por el nazismo su asistencia, en compañía del abogado de la empresa, Gunther Lessing, a mítines del German American Bund, organización pro-nazi estadounidense. Sin embargo, el principal testigo que documenta la presencia de Disney en estos mítines no es en absoluto imparcial: se trata de Art Babbitt, despedido por Disney en 1941 poco antes de la famosa huelga de los trabajadores de los estudios. También se sabe que Disney fue uno de los pocos empresarios cinematográficos que recibieron abiertamente a la cineasta alemana Leni Riefenstahl, en su visita a Hollywood en 1938, cuando la mayor parte de la industria le cerró sus puertas.

En cualquier caso, si Disney tuvo simpatías por los regímenes fascistas, las desechó en cuanto su país entró en guerra contra el Eje. Durante el conflicto bélico, colaboró con el gobierno realizando varios filmes de propaganda, entre los cuales destaca el cortometraje Der Fuehrer's Face, en el cual aparecen caricaturizados Hitler, Mussolini e Hirohito y que termina con una auténtica oda a las virtudes de la democracia.

Disney ha sido tildado a veces de antisemita, argumentando que los judíos aparecen como personajes estereotipados y malévolos en algunos cortometrajes de la década de 1930 particularmente en Los tres cerditos (1933). No obstante, esta imagen del judío era relativamente común en la época, tanto en Europa como en Estados Unidos.

Sí está fuera de toda duda que Disney fue un ferviente anticomunista, en gran medida a causa de la huelga de 1941, que él atribuyó a maniobras del Partido Comunista de los Estados Unidos para ganar poder en la industria del cine. Según su declaración ante el Comité de Actividades Antiamericanas, creía firmemente que el comunismo era una seria amenaza contra el modo de vida estadounidense.

No se ha podido probar que militara en ningún partido político. Durante los años 50, Disney apoyó económicamente al Partido Republicano. En su juventud, Disney formó parte de una organización de tipo masónico, llamada Orden DeMolay. Según su propio testimonio, la pertenencia a esta organización tuvo un papel muy importante en su formación.

Las convicciones religiosas de Disney son también poco conocidas. Fue bautizado como miembro de la iglesia congregacionalista (de hecho, se le puso el nombre de Walter en honor a un pastor de dicha iglesia, Walter Parr ), pero no parece haber sido un hombre religioso, aunque sí respetaba profundamente la religión como garante de los valores establecidos. Para un libro sobre la oración de Roland Gammon editado en 1963, Faith is a Star, Disney escribió un texto acerca de la importancia de los valores religiosos en la sociedad y en su propia vida, que es uno de los pocos documentos conocidos acerca de sus ideas religiosas.

Guerra de Cuarta Generación: Trastornando Nuestras Mentes Hacia la Sumisión Total

Solo con una conciencia social de clase y una visión consecuentemente internacionalista, antiimperialista y anticapitalista podemos salir ilesos de los bombardeos de manipulación mental. 

En el contexto de la amenaza y provocación abierta que constituye para Venezuela y toda América Latina el establecimiento de siete bases militares estadounidenses en territorio Colombiano (aunado a las tres ya utilizadas por las FF.AA. estadounidenses), la abogada venezolana-estadounidense Eva Golinger advirtió, en el programa de la Hojilla del 14 de Agosto de 2009, sobre una nueva doctrina de guerra emandada recientemente del Pentágono y que se ya se estaría ejecutando en Venezuela: la Guerra Irregular, Irregular Warfare o IW por sus siglas en inglés. Por lo grave de lo expuesto por Eva Golinger en el programa mencionado cabe adentrarnos un poco más al fondo del tema para determinar cómo y de qué manera esta nueva doctrina está vinculada con otros conceptos y realidades como lo son la Guerra de Cuarta Generación y con construccciones ideológicas como lo es la llamada Teoría de las Nuevas Guerras. Esta última es un conjunto de postulados arbitrarios proveniente del ámbito académico y vendido al público como 'teoría' que data del comienzo de este milenio y se ha proyectado rápidamente hacia la esfera de las estrategias de seguridad nacional, tanto de los EE.UU. como también de la Unión Europea. Una vez que conozcamos los vínculos y con ello el contexto general en el que se enmarcan la más recientes doctrinas de guerra, podremos trazar mejor nuestras propias estrategias de defensa y hasta pensar en el diseño de una contra-ofensiva contundente. 


En una actualización de la Directiva para la Guerra Irregular, emanada del Departamento de Defensa de EE.UU. que data de diciembre del año pasado, encontramos la siguiente definición del concepto: 

llevar a cabo un combate de manera no convencional, tal como trabajando con fuerzas de seguridad extranjeras, suplentes y movimientos de resistencia indígena para apoyar a Estados frágiles, extender el rango de las fuerzas estadounidenses hacia áreas denegadas o combatir regimenes hostiles.“ 

Luego, la misma directiva procede a explicar el por qué de su actualización, refiriéndose en primer lugar a la aparición de 'retos irregulares' que amenazan la seguridad nacional de los EE.UU.: 

La directiva, siendo resultado de más de un año de debate en el Establishment de Defensa, forma parte de una transformación más amplia del papel de las FF.AA. estadounidenses en la medida en que la amenaza de un combate de gran escala en contra de las FF.AA. de otras naciones ha estado desvaneciendo, y nuevos peligros han surgido por parte de sombríos actores no-estadales, tales como terroristas que tienen en la mira a las poblaciones civiles.“ 

La idea de que las guerras 'clásicas' o convencionales entre los Estados nacionales tal y como se experimentaron a lo largo del siglo XX son cosas del pasado, y que las nuevas guerras del siglo XXI tienen un carácter esencialmente diferente, no es tan nueva. Hace ya algunos años que las clases dominantes us-americanas y europeas, a través de sus grandes medios de comunicación de masas, han estado sugiriendo a la opinión pública mundial que las guerras del siglo XXI tienen como protagonistas unos 'chicos malos' que operan como 'actores no-estadales', leáse terroristas. Nos dicen, que las guerras del siglo XXI son y serán conflictos armados 'intra-estadales' cuyas causas son endógenas, quiere decir, hechas en casa. Nos dicen además, que este tipo de conflictos que pueden ser de naturaleza étnica, religiosa o político-ideológica, fomentan el terrorismo, abren la puerta al narcotráfico y al crimen organizado y erosionan cualquier esfuerzo de garantizar el orden público y la seguridad interna por lo que conducen necesariamente a los llamados 'Estados 'fracasados'. Los 'Estados fracasados' a su vez ponen en peligro la paz de su región circundante y constituyen de esta manera y sobre todo en un mundo globalizado, un reto de seguridad para los países modernos o 'civilizados'. Estos últimos, por ser 'superiores' en sus valores y desempeños económicos y culturales, están obligados a intervenir en aquellas 'regiones caóticas' para 'ayudar' a sus poblaciones a recobrar o ganar el piso firme de la 'civilización democrático-occidental'. 

Hay que tenerlo claro: La difusión y penetración de esta especie de ideas forma parte intrínseca de otra doctrina de guerra, que es la de la Guerra de Cuarta Generación cuyo principal teatro de operaciones es la mente humana tanto de las poblaciones de los países metropolitanos, como las de aquellos países que no forman parte de esta autoproclamada 'civilización democrático-occidental'. El objetivo principal de la Guerra de Cuarta Generación librada a nivel global, es bombardear, debilitar y luego moldear la psiquis para que los pueblos del mundo sucumban ante la realidad del capitalismo globalizado con su crisis económica-financiera, ecológica, social y moral, con su concentración y monopolización perversa de capital y poder en las manos de unas pequeñas elites, y que acepten el surgimiento de un sistema totalitario-represivo-dictatorial a nivel mundial, al que nos hemos referido en escritos anteriores como 'globofascismo'. (3) Específicamente, el objetivo de la Guerra de Cuarta Generación a escala global es lograr que las poblaciones de los países metropolitanos asuman como suya una supuesta 'misión civilizadora y pacificadora' basada en los 'valores universales de la democracia occidental' que debe extenderse por todo el mundo; y que los pueblos de la 'perifería' se rindan y acepten la imposición forzosa del capitalismo neoliberal globalizado y sus 'reglas de juego' como único camino viable para la humanidad y, por ende, desistan de buscar establecer alternativas tal y como sucede aquí en nuestras latitudes. 

Los cañones en esta guerra contra la mente y psiquis humana son los medios de comunicación y la artillería, la 'información'. Entre el ejército que moviliza esta maquinaria letal figuran periodistas, columnistas, científicos, militares, estrategas, políticos, asesores, altos funcionarios de Estado, burócratas, diplomáticos y académicos, todos instrumentalizándose consciente o inconscientemente al servicio de la acumulación irrestricta del capital a escala global, no importa sus consecuencias nefastas, mil veces demostradas, mil veces padecidas. La servidumbre de los secuaces se acentúa aun más en tiempos de crisis sistémica como la que estamos viviendo en este momento, de una magnitud que solo suele 'resolverse' por medio de una devastadora guerra mundial. 

Conozcamos pues a uno de los guerreros de la Guerra de Cuarta Generación, defensor del capitalismo neoliberal globalizado y expositor de la Teoría de las Nuevas Guerras: Thomas P. M. Barnett, norteamericano, analista militar y geo-estratega del Pentágono, quien identifica en su libro 'El nuevo mapa del Pentágono: Guerra y Paz en el siglo XXI' (4) una zona crítica, albergadora de conflictos internos, posibles estados fracasados y amenazas para la seguridad internacional, zona a la que denomina 'la brecha no-integrada'. Este agujero peligroso abarca a Centroamérica y El Caribe, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Paraguay, Guyana, Suriname, Guyana Francesa, el continente Africano con excepción de Sudáfrica, Europa Oriental, Medio Oriente con excepción de Israel, Asia Central, Indochina, Indonesia y Filipinas. La 'brecha no-integrada' contrasta con lo que Barnett llama el 'núcleo operante de la globalización', a saber: EE.UU., Canada, México, Chile, Argentina, Uruguay, Brazil, Europa Occidental, Rusia, China, India, Japón y Australia. Lo característico de la 'brecha no-integrada' según Barnett es, que está compuesta por países desenganchados de la globalización y de sus reglas del juego, por lo que constituyen una potencial amenaza y un reto para el 'núcleo operante' desde el punto de vista de la política de seguridad de Occidente. Por ende y en nombre de la seguridad estratégica del 'núcleo operante de la globalización' hay que integrar, por la fuerza militar, a los países de la 'brecha no-integrada'. Detrás de toda esta terminología aparatosa se esconde, por supuesto, una realidad sencilla: Se trata de la militarización abierta del capitalismo neoliberal globalizado y su irrestricta expansión hacia todos los rincones del planeta. En palabras del mismo Barnett: 

“Si un país pierde ante la globalización o si rechaza buena parte de los beneficios que esta ofrece, existe una probabilidad considerablemente alta de que en algún momento los EE.UU. enviarán sus tropas a intervenir en este país.“ 

Las fronteras entre la 'brecha no-integrada' y el 'núcleo operante de la globalización' según Barnett son, convenientemente y en todo caso fluídas, y puede que un sector de la 'brecha no-integrada' termine formando parte del 'núcleo operante' tal y como efectivamente sucedió con Europa Oriental, que fue en buena parte 'integrada' (o más bien absorbida), previa reestructuración neoliberal de sus economías, a la Unión Europea en el marco de su 'Osterweiterung' (expansión hacia el este) del año 2004, año en que Barnett publicó su libro y en que diez nuevos países, entre ellos ocho de la Europa Oriental, se adjuntaron a la Unión Europea, seguidos por otros dos en el 2007. De la misma manera, Barnett tampoco excluye la posibilidad de que, al revés, una parte del 'núcleo operante' decaiga y pase a formar parte del agujero. 

El equivalente europeo de Thomas P. M. Barnett es Robert Cooper, diplomático británico, estratega, asesor de la Estrategia de Seguridad Europea del año 2003, consejero principal del Alto Representante de la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea, Javier Solana, y autor del libro: 'La quiebra de naciones: Orden y Caos en el Siglo XXI. (6) Cooper, al igual que su par estadounidense, divide el mundo en dos: un mundo 'postmoderno,' concebido como asociación voluntaria de Estados tipo Unión Europea y caracterizado por su seguridad, transparencia e interdependencia de sus Estados miembros; y un mundo 'premoderno', concebido como un mundo de Estados fallidos, incapaces de mantener su monopolio de la fuerza y de defender a sus ciudadanos ante la actuación de grupos irregulares, factores de desestabilización o el crimen organizado. Cual Maquiavelo postmoderno, Robert Cooper recomienda abiertamente y sin escrúpulos el doble estándar como método de las relaciones internacionales en el 'mundo de los dos mundos' del siglo XXI: 

„El reto para el mundo postmoderno es acostumbrarnos a la idea del doble estándar. Entre nosotros operamos con base en las leyes y en una seguridad de carácter abierto y cooperativo. Pero si tratamos con Estados más anticuados, ubicados más allá del continente postmoderno europeo, necesitamos recurrir a los métodos un tanto más rudos que datan de una época anterior: la fuerza, el ataque preventivo, el engaño, lo que sea necesario para tratar con aquellos quienes todavía viven en el mundo del siglo diecinueve en el que cada Estado se centraba en sí mismo. Entre nosotros, nos atenemos a las leyes pero cuando estamos operando en la jungla, consecuentemente tenemos que atenernos a las leyes de la jungla. En el período prolongado de paz que ha vivido Europa, ha habido una tentación de descuidar nuestras defensas, tanto físicas como psicológicas. Esto representa uno de los grandes peligros para el Estado postmoderno.“  

Conste entonces, que tanto desde Norteamérica como desde Europa nos ven a los pueblos que conformamos 'Humania del Sur' y quienes hemos sido víctimas de sus criminales atropellos desde tiempos de la colonización, como 'agujero', 'brecha no integrada', 'mundo premoderno' o 'jungla'. Conste también, que ahora los conflictos en nuestras regiones, productos de nuestras realidades históricas en las que cada étapa desde la colonización ha sido marcada por imposiciones e intervenciones desde los centros capitalistas de poder y muchas veces artificialmente fomentados desde afuera, son conflictos 'hechos en casa', 'tribales', 'inter-étnicos', 'anacrónicos', 'propios de la jungla' pues. Una vez más transpira por cada palabra de la propaganda Occidental el odioso racismo y supremacismo. Hay un detalle interesante, sin embargo, y es cuando Cooper devela el carácter de clase de las 'nuevas' doctrinas de seguridad y defensa al subrayar lo esencial que es para el 'mundo postmoderno' establecer la creencia en una 'misión civilizadora' para convencer a propios y ajenos de sus nobles intenciones: 

„Convencer a nuestra propia población a que arriesgue su vida en países caóticos en el exterior requiere que la gente cree que estamos difundiendo un evangelio, prosiguiendo una misión civilizadora o en el peor de los casos, postulando la superioridad natural de nuestra raza. Esto requiere autoestima y convicción. Luego y si queremos ser exitosos, tenemos que convencer a aquellos a los que subyugamos que lo hacemos en virtud de sus mejores intereses y al servicio de un fin trascendental.“ (8) 

En su necesidad de controlar las mentes de sus poblaciones con este tipo de 'nuevos mitos' en el marco de la Guerra de Cuarta Generación y para lograr que estas afirmen el carácter cada vez más abiertamente militarista de la Unión Europea, las clases dominantes europeas cuentan con varios eruditos, verdaderos maestros en ocultar los fríos intereses de expansión económica imperial de las élites europeas detrás de una máscara de pinta moral, humanista y de ángel guardián. Entre ellos figuran Mary Kaldor, profesora británica y directora del Centro de Estudios de Gobernabilidad Global en la London School of Economics and Political Science, miembro, en su momento, del Grupo de Estudios de Capacidades para la Seguridad Europea al servicio de Javier Solana, y además autora del libro: 'Guerras nuevas y viejas. Violencia organizada en la Era de la Globalización'. (9) Kaldor argumenta en la misma línea de Cooper, cuando dice que vivimos en un mundo de dos mundos, el del 'cosmopolitanismo moderno', un mundo de paz con sus valores de inclusión, universalismo y multiculturalismo, versus el 'particularismo anticuado, premoderno', un mundo caracterizado por la implosión de aquellos Estados que no han podido con la globalización y cuya autonomía, monopolio de violencia y capacidad de defender a sus ciudadanos ha sido quebrantada, cediendo el espacio a la violencia y al colapso de la democracia. Por ende, Kaldor aboga por el lanzamiento de un 'proceso global civilizatorio' para hacer frente a la amenaza proveniente del mundo premoderno. 

El sociólogo alemán Ulrich Beck, en el mismo orden de ideas, clama por un 'Imperio Cosmopolitano Europeo', una especie de ángel guardián el que, para hacer frente a las amenazas del mundo premoderno, debe imponer en este por la fuerza los valores del mundo postmoderno, en nombre del bien de los 'premodernos': 

„Surge una política novedosa, postnacional del humanismo militar, esto es, la implementación de un poder militar transnacional que tiene como objetivo hacer valer el respeto a los derechos humanos más allá de las fronteras nacionales. [...] Así es como la guerra se convierte en la continuación de la moral por otros medios.“ (10) 

Finalmente, Herfried Muenkler, profesor de Teoría Política en la Universidad Humboldt de Berlin y autor del libro: 'Las Nuevas Guerras' (11), define estas como caracterizadas por la 'des-estatización' y la 'asimetrización'. Esta última se refiere a la singular supremacía militar de los EE.UU. en el mundo a la que cualquier adversario sólo puede responder con estrategias asimétricas como el terrorismo o la guerra de guerrillas, según Muenkler. La 'desestatización' o descomposición de la autoridad estadal ocurre, según Muenkler, en primer lugar en los países del 'Tercer Mundo' y se debe al fracaso de los procesos de construcción de Estados modernos por culpa de sus élites inmorales y corruptas. De esta manera, Muenkler concibe las nuevas guerras como guerras de desintegración de Estados. La pérdida del monopolio de la violencia estadal da lugar al surgimiento de grupos violentos privados, que se financian por el contrabando y el narcotráfico, con consecuencias desestabilizadoras politicas y económicas para la región, por lo que Occidente deber intervenir para evitar desbordamientos mayores. En palabras de Muenkler: 

„El terrorismo internacional tiene su refugio en primer lugar allá donde las estructuras estadales han colapsado en el transcurso de una guerra intra-societal. En el mundo globalizado no existe ya región ninguna en la que el colapso de las estructuras estadales no tenga consecuencias graves para las estructuras polítias y económicas globales, por lo que surge, desde el punto de vista de la política de seguridad, la necesidad por la exportación militar de estabilidad. Occidente tiene que ser preparado para asumir la pacificación armada de regiones enteras.“ (12) 

'Mundo postmoderno' versus 'mundo de la jungla', 'humanismo militar', 'exportación militar de estabilidad', 'pacificación armada' – esto son las palabras claves de una amplia literatura de la que apenas hemos presentado algunos mínimos extractos y cuyos postulados han penetrado, cual balas a quemarropa, los cerebros de millones de personas en Europa y Norteamérica. Estas edificaciones ideológicas, difundidas en academia, en libros, en la prensa y en documentos estratégicos de seguridad y defensa, conforman nada menos que la legitimación 'moral' de las guerras de agresión en el siglo XXI, desconociendo cualquier noción de soberanía nacional, integridad territorial, autodeterminación de los pueblos y principio de no-intervención por considerarlas nociones arcáicas, premodernas y propias de la jungla. La 'exportación militar de estabilidad' en tiempos recientes hacia la ex-República Yugoslava, Afganistán, Irak y Palestina nos dan una muestra que es lo que nos espera con la proyectada exportación de estabilidad hacia NuestraAmérica con el establecimiento de las bases militares estadounidenses en territorio Colombiano. 

Con este marco general en mente, habiendo mostrado el vínculo entre Guerra de Cuarta Generación y construcciones ideológicas como la Teoría de las Nuevas Guerras y tomando en consideración sus concecuencias para el pensamiento y las actitudes de millones de personas en los países metropolitanos, regresamos nuevamente al concepto de la Guerra Irregular, introducido y explicado por Eva Golinger en el programa La Hojilla del 14 de Agosto. Bajo la premisa de que hayamos entrado (o nunca salido) de una era de guerra perpétua, la nueva doctrina de la Guerra Irregular pasa a ser el núcleo de la 'misión militar' norteamericana en el siglo XXI. Sus fines son lograr cumplir con los objetivos estratégicos trazados a mediano y largo plazo mediante métodos no convencionales, jugando al desgaste físico y psicológico del adversario en el marco de una guerra de 'baja intensidad' prolongada en el tiempo que se libra a nivel regional y global. Todo ello para obtener control sobre territorios, recursos naturales y energéticos, corredores geoestratégicos y poblaciones. Se trata de realizar lo que el Departamento de Defensa de EE.UU. denomina en concordancia con los conceptos arriba esbozados, 'operaciones de estabilidad', cuando en realidad el objetivo de dichas operaciones es la desestabilización continua y sistemática de gobiernos adversos o no-alineados con los intereses de los EE.UU., o gobiernos quienes simplemente defienden su soberanía nacional, integridad territorial y autodeterminación – ideas y nociones 'premodernas', 'arcáicas', según las élites globales. 

No sorpende entonces que el ya mencionado estratega norteamericano Thomas P. M. Barnett, en un artículo del pasado 10 de Agosto, titulado: 'Las Nuevas Reglas: La Evolución de las Fuerzas Armadas Estadounidenses', opina, en respuesta a las „condenas predecibles de elementos anti-americanos en Suramérica“, que la instalacion de nuevas bases militares en Colombia se debe a un noble 'esfuerzo por promover la estabilidad regional'. (13) 

'Operaciones de estabilidad' – por cierto, hay algo acertado en este concepto: Si algo han tratado de estabiliziar sin éxito las clases dominantes globales, es este mismo sistema que es inestable por esencia: el capitalismo. No existe capitalismo sin crisis, no existe crisis sin capitalismo. La crisis económica capitalista es producida periódicamente por las contradicciones internas del sistema, siendo las guerras sus 'soluciones' periódicas. Crisis económcia y su solución, la guerra, son los dos lados de la inestabilidad capitalista. Sin embargo y en cuanto se destruya capital y fuerzas de trabajo en el marco de una guerra, se le da un nuevo aire al sistema mientras que dure la 'reconstrucción' y en ello consiste su perversa estabilidad y perversión estable. 

Solo con una conciencia social de clase y una visión consecuentemente internacionalista, antiimperialista y anticapitalista podemos salir ilesos de los bombardeos de manipulación mental y trazar una estrategia que no termine entregándonos a los brazos del monstruo que estamos combatiendo.

El Asesinato del Pensamiento (sábado 21/01/2011)

Una de las cadenas de la dominación es hacer creer al dominado que el pensar, el estudio, es pérdida de tiempo y, por derivación, que los intelectuales son raros ejemplares que no resuelven nada, desperdicios. 

El pensar con rigor y el estudio que lo soporta son despreciados. Y, en contraste, la acción, el movimiento, son realzados en sí mismos: el que se mueve, el “corri corri”, es señal de solución. Mantenerse ocupado, ajetreado, no tener tiempo para nada, es signo de eficiencia, no importa que no haya resultados. 

El descanso, el ocio creador, la actividad intelectual es mal vista. Las reuniones de estudio político enjundioso se consideran pérdida de tiempo, se desprecian, son sustituidas por la “reunión de trabajo”. Ya la maniobra y el olfato resolverán las exigencias políticas. 

Se han desarrollado imitaciones de acción, nadie quiere detenerse, simulan, como decía el General Torrijos, a las ardillas. 

Esta conducta, que separa el pensar del actuar, es heredada de la cultura capitalista, ésta reservó el pensamiento para las clases dominantes, y el accionar para los trabajadores. Los transformó en simples piezas de máquinas, en robots sólo con capacidad para producir. Chaplin mostró muy bien esta realidad en la película “Tiempos Modernos”. Esta película debía ser vista por todos los revolucionarios, exhibida en las televisoras del gobierno. 

De esta manera la dominación nos condena al pensamiento primitivo, que sólo considera el entorno, lo visible, lo sensorial, no permite elaboración teórica, evita que conozcamos al mundo más allá de los sentidos, nos confina al sentido común, nos limita a la táctica sin objetivo, nos priva de la estrategia que guía, aprendemos “pateando”. Estudiar, pensar, no es preciso. Así prepara la sociedad para la producción capitalista y evita insurrecciones. 

Una Revolución es una acción fundamentalmente intelectual, subjetiva. Los dominantes saben esto y hacen del nopensamiento un “objetivo militar”. Sus medios de nocomunicación tienen como fin impedir el pensamiento riguroso. 

Pueblo que no piensa con altura no puede entender la dominación, y mucho menos liberarse. 

El estudio, el vuelo alto del pensar, ha sido centro en todas las Revoluciones, Bolívar lo entendió temprano, Robinson a ese objetivo ofrendó su vida. Lenin, el Che, Fidel, hacen del estudio y el pensar pilares de su acción. El Che, hasta el último día de su existencia, estudiaba, leía, escribía. Chávez es lector y promotor de lecturas y libros. 

Es necesario derrotar la idea que nos inoculó la socialdemocracia de que la ignorancia es virtud, y el no-estudio, la improvisación, la espontaneidad, producen saberes que brotarían sin ningún esfuerzo, como el hongo después de la lluvia. 

La revolución necesita de estudio, de pensar, de intelectuales orgánicos, es necesario prestigiarlos, formarlos y, sobre todo, unir la práctica a la teoría. Sólo así seremos verdaderamente eficaces. 

De esta manera conseguiremos construirnos como pueblo consciente de su ubicación en el momento histórico, accionar con conocimiento de causa, dejar de ser ignorantes vanidosos, en resumen, ser verdaderos revolucionarios, hombres nuevos. 

¡Chávez es Socialismo!

Los Grandes Magnates de la Prensa Amarilla

William Randolph Hearst, el gran magnate norteamericano de los medios de comunicación, que en esos momentos controlaba los diarios «Examiner» y «Morning Journal», precipitó en 1898 la declaración de guerra a España por parte del gobierno estadounidense. Cuba llevaba ya años en su lucha independentista contra España y Hearts ya se había implicado fuertemente en el conflicto. Fue entonces –sin ninguna relación con la guerra- cuando en el acorazado «Maine» de la marina norteamericana, una fortuita explosión le hizo grandes desperfectos y se hundió en la bahía de La Habana. Hearst envió al lugar a su dibujante Frederick Remington, quien una vez allí constató que no había nada extraño de lo que dar noticia y que el hundimiento no se podía atribuir a la guerra y le envió un telegrama: «Todo está en calma. No habrá guerra. Quiero volver». Hearts contestó en otro telegrama: «Usted facilite las ilustraciones que yo pondré la guerra.» 

Hearst quería que el pueblo, y el presidente norteamericano, se pusieran a favor de la insurgencia cubana contra la metrópoli, España. Estados Unidos declaró la guerra a España el 25 de abril de 1898, a raíz de la explosión del «Maine». Al día siguiente del incidente, a pesar de que más de cien años después no están claras las causas de la explosión, y de que otros periódicos norteamericanos pedían a sus lectores que antes de sacar conclusiones esperaran a las pruebas, el «Journal» publicaba el siguiente titular: «El Maine partido en dos en La Habana por un infernal artefacto del enemigo.» Este periódico no dudó un instante en mostrar a España como culpable: «En opinión de los oficiales de la Armada, la destrucción ha sido provocada por una mina española». Cada mañana los americanos amanecían con un nuevo titular, en el que se dejaba claro, sin dudas, la barbarie española en el caribe. David Nasaw, en la biografía de William Randolph Hearst, publicada por Tusquets Editores, recoge esa misma idea del poder que tenía el magnate de la prensa, para quien la competencia daba noticias mientras que sus diarios las creaban. Por eso preguntaba orgulloso cuando España perdía Cuba y Puerto Rico «¿qué les parece la guerra del Journal?», convencido de que era el New York Journal quien había desencadenado las hostilidades bélicas entre Estados Unidos y España. 

De este hecho, además, por la presión de los periódicos, se derivó la declaración de guerra de Estados Unidos contra España, cuyo primer hecho significativo fue el ataque de la armada norteamericana contra la flota española en Filipinas y a partir de ahí la pérdida de todas sus colonias en el Pacífico y el Caribe. 

El telegrama de Hearts a Remington no solamente es paradigma del periodismo amarillo sino un símbolo del poder de los medios de comunicación, que pueden crear las guerras, o por lo menos recrearlas, presentarlas y difundirlas a la hora y gusto de los lectores/espectadores, en horario de máxima audiencia y a su medida. Con tal de aumentar la tirada todo está permitido. 

Joseph Pulitzer 
«El periodista tiene una posición que es toda suya. Solo él tiene el privilegio de moldear la opinión, tocando los corazones y apelando a la razón de cientos de miles cada día. He aquí la más fascinante de todas las profesiones» 

William Randolph Hearst 
«El poder de un periódico es la mayor fuerza dentro de cualquier civilización». 

La prensa amarilla 
La Guerra Hispanoamericana fue la primera guerra de los Corresponsales. Los periodistas no sólo informaban del conflicto sino que muchas veces actuaban de exploradores o espías o empuñaban el fusil en la batalla. También fue la guerra de la prensa amarilla que no dudaba en mentir, exagerar o alterar la verdad. 

Hacia 1896 dos magnates de prensa rivales- William Randolph Hearst y Joseph Pulitzer- eran dueños de dos cadenas de periódicos más poderosas de los Estados Unidos. La lucha se libró sobre todo en Nueva York, donde Hearst era propietario del Journal y Pulitzer del World. Para superarse en la guerra de ventas, ambos apelaban a los toques más sensacionalistas. Titulares de tamaño catástrofe y gran despliegue de fotografías acompañaban una información que no ahorraba detalles acerca de accidentes, crímenes, adulterios y chanchullos políticos. A ese tipo de diario el público les dio pronto el nombre de amarillos. 

La técnica de Hearts era la de comprar a los periodistas de Pulitzer. Entre estos figuraba un dibujante que publicaba los domingos una tira de comics llamada The Yellow Kid. En ella, las palabras del personaje aparecían impresas sobre su camisa amarilla. El uso de esa tinta en los diarios era una innovación tecnológica, y así, el atractivo propio de la tira se sumó lo detonante del color. El dibujante trabajó alternativamente para uno y otro diario: de esos vaivenes y del común estilo de hacer estallar la noticia ante los ojos del lector surgió la expresión «prensa amarilla». Hearts logró llevarlo al Journal. Pulitzer reaccionó contratando otro dibujante que continuó haciendo la tira. Ahora había un cómic de este personaje en cada uno de los periódicos. Por eso, para definir ese tipo de prensa, el serio y sesudo periódico New York Times, les denominó prensa amarilla, apelativo con el que hoy es conocida la prensa sensacionalista. 

La guerra de los corresponsales y la doctrina del Destino Manifiesto 

Hearts y Pulitzer compartían las teorías del «Destino Manifiesto» actualizadas por Mahan y Teddy Roosevelt y pusieron sus periódicos a disposición de éste en su campaña para la intervención en Cuba. 

La doctrina del Destino Manifiesto, que ha impulsado a los EE.UU. a lo largo de su historia, hasta el presente, a invadir y sojuzgar países, viene de antiguo. Un ministro puritano, John Cotton, en 1630 escribía que «ninguna nación tiene el derecho de expulsar a otra, si no es por un designio especial del cielo como el que tuvieron los israelitas, a menos que los nativos obraran injustamente con ella. En este caso tendrán derecho a entablar, legalmente, una guerra con ellos así como a someterlos». El término «destino manifiesto», aparece por primera vez en un artículo del periodista Jonh O´Sullivan, en 1845, que decía «el cumplimiento de nuestro destino manifiesto (manifest destiny) es extendernos por todo el continente que nos ha sido asignado por la Providencia, para el desarrollo del gran experimento de libertad y autogobierno. Es un derecho como el que tiene un árbol de obtener el aire y la tierra necesarios para el desarrollo pleno de sus capacidades y el crecimiento que tiene como destino». 

La Doctrina del Destino Manifiesto, particularmente la creencia en una «misión» estadounidense para promover y defender la democracia a lo largo del mundo, continua teniendo una influencia en la ideología política estadounidense. 

El historiador William E. Weeks, ha puesto de manifiesto la existencia de tres temas utilizados por los defensores del Destino Manifiesto: 

1) La virtud de las instituciones y los ciudadanos de EE.UU.. 

2) la misión para extender estas instituciones, rehaciendo el mundo a imagen de los EE.UU.. 

3) La decisión de Dios de encomendar a los EE.UU. la consecución de esa misión. 

La descripción del presidente Lincoln de los Estados Unidos como «la última y mejor esperanza sobre la faz de la Tierra» es una expresión muy conocida de esta idea. 

En plena expansión de dicha doctrina, los corresponsales del Journal y del World se encaminaron hacia Cuba, como otros muchos de otros periódicos americanos. La mayoría se quedaron en los Cayos de Florida y en el Hotel Inglaterra de La Habana desde donde enviaban falsos relatos suministrados por la Junta Cubana en Estados Unidos o producto de su fértil imaginación. Pronto los lectores de los Estados Unidos supieron de fantásticas batallas que nunca habían sucedido, exageradas crueldades españolas o míticas y bellas amazonas cubanas que no tenían piedad con el odiado español. Nunca supieron de las crueldades de los cubanos, de los civiles y soldados degollados con machetes ni de las haciendas quemadas por los insurrectos. Por la otra parte, El general español Weyler, aplicaba también las mismas argucias en las comunicaciones sobre la contienda, confundiendo y exagerando la información. En cada uno de los países, EE.UU. y España, los lectores tenían informaciones contradictorias sobre una misma guerra. 

Ejemplos de esta doctrina son las frases de Thedore Roosevelt en 1904, «la injusticia crónica o la importancia que resultan de un relajamiento general de las reglas de una sociedad civilizada pueden exigir que, en consecuencia, en América o fuera de ella, la intervención de una nación civilizada...» y, «en el hemisferio occidental, la adhesión de los Estados Unidos a la doctrina Monroe, (América para los americanos) puede obligar a los Estados Unidos, aunque en contra de sus deseos, en casos flagrantes de injusticia o de impotencia, a ejercer un poder de policía internacional». 

El Presidente Wilson llevó los Estados Unidos a la Primera Guerra Mundial con el argumento de que «el mundo debe hacerse seguro para la democracia». 

El verdadero Hearts 

William Randolph Hearst. 1863-1951 

Hijo de George Hearst, un rico ranchero y propietario de minas hecho a sí mismo, adquirió a los 23 años un periódico, el San Francisco Examiner, que su padre aceptó como pago de una apuesta. Consiguió aumentar espectacularmente la tirada mediante el aprovechamiento de recursos visuales como la fotografía o el gran titular, cuyo concepto moderno de «escaparate» de contenidos puede atribuirse a él. En 1895 amplió su papel en el ámbito periodístico estadounidense con la compra del New York Morning Journal, y entró en directa competencia con The World de Pulitzer, con quien había trabajado. 

Comenzó entonces toda una escalada periodística que culminó, en su punto álgido, en la posesión de 28 periódicos, 18 revistas, cadenas de radio y alguna productora de cine. El poder de Hearst fue tan omnímodo, que prácticamente nadie era capaz de enfrentarse a su vasta legión de titulares, en posiblemente el mayor monopolio periodístico de todos los tiempos, y a una nómina constituida por los mejores periodistas. 

Su estilo informativo se caracterizaba por un acusado sensacionalismo tanto en el tratamiento de los temas como en su elección (criminalidad, seudociencia), acompañado de un periodismo de investigación al total servicio de la ideología y las ambiciones políticas de Hearst. 

En el Examiner superó a Pulitzer. Se hizo célebre por divulgar la catástrofe de un terremoto en Boston que nunca se produjo (introduciendo el concepto de created news) y la campaña, «en nombre del proletariado», contra la compañía ferrocarilera Southern Pacific, a la que terminaría extorsionando con la promesa de acallar el escándalo. Para competir más directamente con Pulitzer compró en 1895 el New York Journal y traslado su cuartel general al este, al terreno mismo donde su competidor era el amo absoluto. 

En la lucha despiadada contra el enemigo se valió de todos los medios. Empieza copiando descaradamente las noticias del World y arrebatándole luego el personal más capacitado con el incentivo de un mayor salario. Entre sus «reclutamientos» estuvo Richard Felton Outcault, creador de las historietas de «The Yellow Kid» —la posteridad sacará de ahí la etiqueta de «prensa amarilla» para las publicaciones de corte sensacionalista—. El éxito de estas tiras hizo que Hearst contratara a Rudolph Dirks, autor de la serie «The Katzenjammer Kids», pero Pulitzer le devuelve la jugada consiguiendo que Dirks se pase a trabajar para él. 

Con la mira siempre en alcanzar los exigentes objetivos, William demandaba esfuerzos descomunales a sus empleados. La intervención de los reporteros del Journal, convertidos en detectives, en la solución del «enigma Guldensuppe», un terrible caso de asesinato donde la policía había fracasado, le dio al diario de Hearst la esperada popularidad entre los lectores. 

En un artículo del Journal de 1898, Hearst afirmaba exaltado: «El poder de un periódico es la mayor fuerza dentro de cualquier civilización». Su megalomanía le empujaba a probar que era capaz de definir el desencadenamiento de una guerra o la firma de una paz. Por eso, cuando Frederick Remington, su corresponsal en Cuba, le informó que no encontraba aquí material suficiente para azuzar un conflicto, lanzó la promesa: «Yo voy a poner la guerra». También a su antagonista Pulitzer le gustaba la idea de «una guerra con la cual se pueda mantener despierto el interés de los lectores». 

El primer paso de Hearst para entrar periodísticamente en guerra fue publicar una entrevista al caudillo Theodore Roosevelt, partidario convencido de la guerra en postura opuesta a la del presidente Mc Kinley. Lo curioso es que Roosevelt nunca había concedido tal entrevista y la desmentida del supuesto entrevistado le fue indiferente. 

La inspección de oficiales aduaneros españoles al vapor norteamericano Olivette, donde había sido supuestamente ultrajada una joven norteamericana (Remington le hizo las ilustraciones), le brindó el pretexto para levantar un scoop (hacer aspavientos de un suceso trivial) que enardeció el patriotismo de los lectores y aumentó enormemente las ventas del Journal. Pulitzer contraatacó de inmediato con el descrédito: presentó una entrevista a la muchacha en la que esta negaba haber sido tratada incorrectamente. 

Cuando el buque norteamericano Maine sufrió una explosión en el puerto de La Habana, Hearst señaló a España como culpable del sabotaje (hoy se cree mayoritariamente que se trató de un accidente), e instó al presidente William McKinley (por el que no se le había pasado la cabeza siquiera la posibilidad de una guerra), a entablar batalla, iniciando la contienda que significaría el fin definitivo del poderío colonial español. 

Sus opiniones, además, manifestadas a través de sus periódicos, siempre fueron controvertidas. Acusado de xenófobo y contra las minorías, de apoyar al gobierno nazi y preparar el camino para la caza de brujas contra los comunistas, incluso hay quien le recrimina lanzar recomendaciones a favor de matar presidentes unos cuantos meses antes del asesinato de McKinley. Es por ello, su máxima era la de «I make news» (yo creo las noticias) ya que alteraba y provocaba hechos con el fin de que estos fueran más escandalosos y, además, su periódico fuera el primero en publicarlos. 

Tras fracasar en sus intentos de resultar elegido gobernador del estado de Nueva York (1907) y alcalde de la ciudad homónima (1905 y 1909), se retiró a una fantástica mansión construida por él mismo desde donde se dedicó a dirigir su imperio periodístico, amén de escribir guiones y producir películas para su amante, la actriz Marion Davis. 

Otra de las cosas por las que fue famoso fue por su afición desmedida por comprar y comprar más cosas, por poseer cuantos más objetos mejor (sus riquezas llegaron a ser portentosas). Adquirió compulsivamente palacios (construyó un castillo de 240.000 acres en California) y obras de arte, muchas de las cuales nunca llegaban a salir de sus envoltorios. Ocupó una posición en la Cámara de Representantes norteamericana. 

Orson Welles y la nueva forma de hacer cine 

Welles, rodeado de un importante equipo de grandes profesionales de Hollywood (Mankiewicz -había realizado guiones para George Cukor o los Hermanos Marx- o Greg Toland -Director de Fotografía con John Ford) a los que supo engranar y sacar lo mejor para poder llevar a la pantalla todo cuanto se le ocurría, utilizó una nueva manera de hacer cine, creando y potenciando recursos nunca antes utilizados, sobre todo, innovando con el sonido, dominado de su etapa de la radio: perspectiva sonora (los personajes alejados se oyen con menor volumen), ecos, reverberaciones... y colocando las cámaras en diversas posiciones posiciones, contrapicados, primeros planos, la variedad de contraluces, luces y sombras, profundidades de campo, travelings, etc. 

Ciudadano Kane fue una revolución visual y temática, que marca un antes y un después en la historia del cine. Técnicamente no inventó nada, pero sí usó todos los recursos existentes hasta ese entonces de manera magistral: uso de la profundidad de campo (seguramente influido por el realismo poético de franceses como Jean Renoir), fotografías en claroscuro y juegos de iluminación (herencia del expresionismo alemán de principios del siglo XX), escenografías a las que colocaba techo (nada común para la época) y notable uso de los movimientos de cámara y uso de grúas. Pero también añadió algo absolutamente nuevo: la mirada personal del autor: el director como un narrador omnisciente que quiere contar la historia a su manera, valiéndose para ello de herramientas como el picado y el contrapicado. 

También desarmó la cronología de la mayoría de las historias que eran proyectadas en la pantalla grande, empezando la narración desde el final. La estructura narrativa, que combina material de un reportaje periodístico con declaraciones de diversas personas (algunas de ellas muertas) en relación a la vida y acciones de Kane, supone también una nueva forma de contar historias, en la que cuenta dos en una, la primera es la película cuyo argumento son las hazañas de un periodista que investiga sobre la vida del fallecido Charles Foster Kane, la segunda es la vida del propio Kane. Para hacerla una, se enlazaron, a través de numerosos retrocesos en el tiempo de la acción dramática, que es lo que hoy en día vemos en tantas películas y denominamos flash-back. 

La trasgresión de Welles se simboliza en la primera secuencia de la película, cuando la cámara supera la valla con el cartel de «No trespassing» y se dirige a la ventana del dormitorio de un moribundo Kane. 

Curiosidades 
Ciudadano Kane fue estrenada el 1 de Mayo de 1941 en Nueva York, tuvo fuertes presiones del magnate William Randolph Hearst que veía en la película una parodia de su propia vida. La RKO la retiró de las salas en 1942, obteniendo unas pérdidas cercanas a los 150.000 dólares. Hoy en día es una de las películas más importantes e influyentes de la historia del cine. 

Fue la Opera Prima de Orson Welles que tenía una escasa formación cinematográfica, aunque experiencia en el teatro y la radio, su aprendizaje se basó en ver todas las películas de John Ford realizadas hasta la fecha. Además del equipo profesional citado más arriba, contó también con compañeros del Mercury Theatre como Bernard Herrman (responsable de la música) y el equipo de actores, Joseph Cotten, por ejemplo, o James G. Stewart, ingeniero de sonido en los programas de Welles en la radio. Además de otra gente aún no consagrada como Robert Wise, años después director de sus propias películas (La Invasión de los Ladrones de Cuerpos, Ultimátum a la Tierra, etc.) 

La narración tiene un famoso error que pasa desapercibido muchas veces, comienza con el fallecimiento de Kane, que justo antes de morir pronuncia la palabra Rosebud sobre la que gira toda la historia, todo el mundo quiere saber qué o quién era Rosebud cuando, en realidad, nadie está en la habitación para oírla en el momento del fallecimiento. 

Las similitudes entre Kane y el magnate Hearts, son numerosas. La película parece una caricatura de la vida real de William Randolph Hearst. El tema del film muestra al diario Inquirer de Kane, un poderoso publicista dueño del periódico, que podría ser el Examiner de Hearst. Pero ahí no terminan las similitudes: Xanadú, la fastuosa mansión de Kane se parece a la mansión San Simeón de Hearst, el romance de Kane con la mediocre cantante Susan Alexander, tiene su paralelo con la actriz del cine mudo Marion Davis, amante de Hearst. Sin embargo ahí no terminan las similitudes, en la película Kane le compró a Susan un teatro de ópera y en la vida real, Hearst le compró a su amante el estudio de cine Cosmopolitan Pictures. Para completar el cuadro de similitudes, el personaje Walter Parks Thatcher tiene similitudes con el financista J.P. Morgan y Kane, al igual que Hearst, tenían aspiraciones políticas. La grandiosidad de Xanadú, propiedad de Kane, con su fastuoso palacio en el centro, es un reflejo de la riqueza que rodea al magnate del periodismo. 

La periodista de chismes de farándula Louella Parsons vio la preview de la cinta y notó el parecido del personaje Kane con su empleador Hearst. Lo persuadió a boicotear la película y Hearst abrió juicios contra la RKO y Orson Welles. Hearst prohibió mencionar la película en sus diarios e incluso a no aceptar ninguna publicidad de RKO. Pero a juicio de muchos Ciudadano Kane se basó en muchos personajes de la vida real y no sólo en Hearst. 

Ciudadano Kane recibió nueve nominaciones y ganó un Oscar. A pesar de ser considerada por muchos como la mejor película jamás filmada, no fue un éxito de taquilla cuando fue estrenada, aunque el productor recuperó su inversión de $800.000, pero fue por la presión que hizo el magnate Hearst a la RKO la que imposibilitó la correcta distribución. Terminada la guerra, la película se hizo conocida en el mundo, también gracias a haber sido presentada en televisión. En 1996 se estrenó un documental llamado La Batalla sobre el Ciudadano Kane, que fue reeditado en 1999 y transmitido por HBO como RKO 281, el número de la película de RKO antes de recibir el nombre definitivo. 

En la película, el multimillonario Kane muere dejando una misteriosa palabra: "Rosebud". Un reportero trata de descubrir su significado entrevistando a todas las personas que conocieron a Kane. Uno a uno cuentan sus historias tejiendo en retrospectiva la vida del magnate. Pero descubrir el significado de Rosebud (capullito de rosa, más o menos) no es fácil, aunque en la película acaba siendo un trineo de juventud de Kane, aunque se dice que correspondía al apelativo familiar con que Hearst llamaba al clítoris de su amante. 

No cabe duda, también, de que Welles no estaba acostumbrado a compartir los créditos. El guionista Nunnally Johnson (Las uvas de la ira) cuenta que mientras Ciudadano Kane se estaba rodando, Mankiewicz, guionista de la película, le comentó que había recibido una oferta de diez mil dólares adicionales por parte de Welles para que respetara el acuerdo inicial de que él, Mankiewicz, omitiera su nombre de los créditos de la película. Mankiewicz dijo, sin embargo, que la oferta lo tentaba. Como siempre, necesitaba dinero y, además, temía por lo que pudiera ocurrir una vez que la película se exhibiera: podían ponerlo en una lista negra por el resto de sus días. Pero por otro lado y al mismo tiempo, Mankiewicz sabía bien que Ciudadano Kane era hasta entonces su mejor trabajo y estaba orgulloso de él. Le comentó a Johnson que también había compartido su dilema con el guionista Ben Hecht y éste le había dicho: «Acepta los diez mil y después demanda al hijo de puta».

jueves, 30 de agosto de 2012

Entrega de Certificados en el Nucleo de Extencio Agricola Ciara

El día jueves 23 de agosto del año 2012, por motivos de lluvia, en las instalaciones del infocentro de TIMOTES NÙCLEO DE EXTESIÒN AGRÌCOLA CIARA, se realizo la entrega de los certificados de los cursos correspondiente a 1: Alfabetización Tecnológica Iniciación al Uso del Computador, con duración de 20 horas. 2: Desarrollando nuestras ideas en un procesador de palabras (Writer), duración de 20 horas. 3: Comunicando a través de presentaciones creativas con impress, duración de 16 horas. 4: Calculando y graficando datos con la hoja de calculo (Calc), duración 20 horas. Todo esto gracias a las políticas de nuestro Presiden Comandante Hugo Rafael Chávez Frías. En aras de la revolución tecnológica. 





Es importante resaltar que gracias al proyecto Fundación Infocentro hoy en día a nivel nacional se han logrado de alfabetizar un número considerable en el área de computación, para un mayor desarrollo del colectivo general, para de esta manera contribuir con la creatividad de cada uno de los beneficiarios de estos cursos, de igual manera debemos destacar que cada uno de los participantes han mostraron gran interés para lograr su objetivo, culminación de cursos y obtener un nuevo aprendizaje. 
Cursos dictados por el facilitador Juan Villarreal. Y nos despedimos de ustedes con el lema de la Revolución Independencia y Patria Socialista Viviremos y Venceremos, hasta la Victoria siempre, que DIOS les Bendiga.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Una Pequeña Reflexion

Una bandada de carroñeros ha encontrado un filón. El estupor colectivo que en estos momentos tiene cada habitante de nuestro país, que ve de manera expectante, angustiada y triste las dramáticas escenas de la tragedia de Amuay está siendo ametrallado por toda la jauría mediática, que perciben permeable el ánimo nacional y no reparan en llenarlo con lo peor de la miseria humana.

Es difícil emitir juicios de valor, creo que en estos aciagos momentos sería uno con valor, porque las circunstancias operativas y técnicas que dieron como resultado esta tragedia, deben ser valoradas sin cortapisas por el bien futuro y que el sacrificio de estas vidas inocentes sea la motivación mas que suficiente, para que la investigación llegue a lo mas recóndito de este infausto momento que vive nuestra patria. La aflicción nacional merece una respuesta que combata el desasosiego natural que quiere mantener latente todo este mes la brutal arremetida de la canalla opositora como una táctica infernal. Pero, esta respuesta debe estar en justa medida por una vocería calificada en lo técnico y lo más importante, en lo humano. No podemos permitir que individuos emitan los partes informativos y que estos en vez de aclarar, confundan. Le estamos haciendo juego a los necrófagos de la derecha indolente que han buscado sus especialistas para dar sus “explicaciones” y estas son dadas en términos que crean una expectación incierta y mal intencionada.

Lo mas miserable de todo esto, es que esta tragedia ha “servido” para llevarla al plano de la porquería electorera, donde desde el bando de la contrarevolución escupen acusaciones sin aun haberse apagado las llamaradas en Amuay. ¡Cuanta indolencia! lo mas rastrero de la fauna política nacional en vez de estar en unidos en sola consideración, lo que se está evaluando es que si este siniestro “afecta la popularidad de Chávez” o “favorece a la candidatura de Capriles”. Coño no, lo que tenemos que pensar es que venezolanos, venezolanas, niños y niñas apagaron literalmente sus valiosas vidas en este desastre sin tener ninguna posibilidad ni culpa y que sus deudos y todo el país los llora. No se si soy un inocente anarquista irremediable, pero me indigna el cariz que ha tomado esto, porque creo que no podemos hoy colocar el futuro de nuestra patria, cimentadas en las cenizas de Amuay.

La confrontación política en estos momentos no debe partir directamente de nuestro gobierno ya que debe emerger mas el talante humano como lo está haciendo el Camarada Chávez, que ha deslindado el tema electoral del sufrimiento colectivo que embarga la nación, a pesar que la permisiva democracia comunicacional de nuestro país consiente a la canalla mediática nacional y foránea a tratar de inmiscuirlo a toda costa en la diatriba electorera. De tal manera que cualquier reverendísimo hijo de su madre como el nefasto Roberto Lückert, arzobispo de Coro, que utilizando su “envestidura” nada santa y desvariada y que aprovecha para inyectar el odio que destila en vez de llamar a la conciencia cristiana que dice profesar, se desenmascara solo porque ya el pueblo lo conoce y hacia donde va y no precisamente al empíreo. Y así como el, a todos los malvivientes como la Gente del Petróleo, que de manera delictiva sabotearon PDVSA y ahora salen como versados que “sabían de esto” y que en el momento del paro petrolero fueron absueltos por nuestra “justa justicia”.

El pueblo conciente (que debe estar bien informado) sabe quienes son los buitres en esta triste eventualidad, pero esto no significa dejar solo la vocería apátrida, significa responder a esta apesadumbra situación como lo que es: una tragedia nacional. Esto no representa de manera alguna que nos quedemos de brazos cruzados observando impávidamente la criminal andanada desinformativa, porque hay que atacarla a toda costa, pero sin caer en el plano oportunista miserable de la derecha, porque ese debe ser el flanco a acometer, no otro.

El Gobierno Bolivariano y todo su estamento están avocados en resolver esta situación y sus consecuencias y toda la nación sin distingo de ninguna naturaleza lo exige y lo espera. El Camarada Hugo Chávez no ha hecho otra cosa diferente a lo que ha emprendido a lo largo de su gobierno, un gobierno humano. Nadie ni los voceros confundidos que están en esta acera ni los desvergonzados que confunden, que están en la otra, cambiaran o pondrán a un Hugo Chávez en circunstancias que no sean su natural actuar humano en los mas difíciles momentos que hemos pasado, porque su único interés y lo ha demostrado, es nuestra gente. 

Sin el Comandante Chávez no hay Revolución... 

Que la Utopia siga siendo la senda, para soñar y cristalizar la Patria Grande de Bolivar-
FIRMES Y DIGNOS VENCEREMOS !!!

La Demagogia Como Estrategia Electoral

Sin lugar a dudas el Proceso Bolivariano ha traído consigo un cambio político en la sociedad venezolana de enormes proporciones. Negarlo sería un sin sentido. Con sólo escuchar la línea discursiva de los principales voceros de la oposición venezolana uno se da cuenta de la magnitud del cambio. Quién se podría imaginar al señor de la escalera, el mismo que fue diputado por COPEI, el hijito de papá y mamá que perteneció a la agrupación ultraderechista Tradición, Familia y Propiedad, el mismo… ¡qué arrecho! que participó en el Golpe de Estado contra el presidente Chávez, persiguió y allanó casas… hablar ahora de mejorar las misiones, de mantener los sistemas públicos de salud y educación, de la conciliación nacional, de que no ha pasado nada, de que todos somos hermanos, todos somos de izquierda. Definitivamente, las circunstancias políticas los obligan. No se encuentran estos sectores bajo las mismas condiciones sociopolíticas y se ven obligados a recurrir a la demagogia como estrategia electoral.

La demagogia y el clientelismo fue históricamente bandera política de los partidos que conformaron el denominado “Pacto de Punto Fijo”. Los adecos y los copeyanos se hicieron maestros del arte de mantener el poder por medio de la mentira y la manipulación. Hicieron del pueblo muchedumbre pasiva a la espera de las nuevas promesas de cambio -a incumplir- que llegaban aparejadas cada cinco años con el carnaval electoral. Fue la época de la romería adeca, del “tigre” que dormía en ranchos, de los bloques y las láminas de zinc, de “los adecos roban pero dejan robar”, de Juan Bimba como símbolo de la iconografía nacional para promover a Acción Democrática como el partido de los “pata en el suelo”, de las cien mil casitas de Caldera.

La demagogia impulsada por estos sectores y tolerada por la burguesía nacional dio, durante mucho tiempo, viabilidad sociopolítica tanto al modelo de hegemonía política, basado en la conciliación de élites, como al modelo de desarrollo capitalista rentista, basado en el modelo de sustitución de importaciones. La demagogia populista en ese momento fue funcional al proyecto capitalista burgués. No obstante, luego del colapso del Capitalismo Rentístico y por ende de la consecuente crisis del modelo político, algunos actores de la burguesía nacional pasaron a la ofensiva política planteando la necesidad de un cambio estructural basado en las relaciones de mercado. Se impuso en la élite política y económica del país el recetario neoliberal.

La burguesía nacional le dio a la demagogia otro matiz, en su momento, otra connotación ideológica. Sobre todo a través de los medios de comunicación masivos, desde donde se emprendió una campaña descomunal a favor del “libre mercado y sus beneficios”. Según ellos, todos podíamos ser emprendedores, todos podíamos ser empresarios exitosos, el mercado y la inversión privada era la solución mágica ante el Estado ineficiente. La demagogia empresarial ocultaba a la población sus verdaderos intereses casados con el capital transnacional. Y mientras a la ciudadanía se le inculcaba a través de los medios que el “Miss Venezuela” era una de nuestras principales ventajas competitiva, llegó el gocho montado nuevamente en una campaña populista y demagógica al estilo adeco, saltando charcos en las barriadas populares: “no lo tumba nadie”, “el gocho para el 88”, “ese hombre si camina”, etc. Fue entonces, cuando apenas el imaginario colectivo salía de la resaca de la campaña electoral, que Carlos Andrés Pérez aplicó en la práctica la cartilla neoliberal dictada por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. ¡La gente por supuesto se arrechó! La discrepancia medios – fines, incendió la pradera. Se produjo el hecho histórico que nos tiene aquí: el 27 de febrero de 1989. La élite política y económica se quitó la careta, afloraron las contradicciones, y ya no fuimos más hermanos venezolanos; bajo una atroz represión, la demagogia se esfumó. ¿En qué andaría Capriles Radonski en ese momento? ¿Será que no andaba en el país? ¿O simplemente sus ocupaciones de adolescente yuppie no le hicieron darse cuenta de lo que pasaba?

Ahora Capriles saca la vieja espada de la demagogia mellada por la conciencia del pueblo venezolano para tratar de retomar el poder político. Ya no pueden convencer ni a los mismos sectores que los acompañan de los beneficios del Capitalismo. Las campañas demagógicas estilo María Corina: “Capitalismo popular”, no generan dividendos electorales. Vuelve la demagogia adeco-copeyana aliada con la burguesía nacional revestida de “progreso”. Nuevamente para esa campaña todos somos hermanos, educación, salud y seguridad para todos, Capriles regala materiales de construcción para mejorar los ranchos. Salta charcos en los pueblos y barriadas populares, mientras promete resolver todos, todos, todos los problemas inmediatamente llegue a la Presidencia, y cual si fuera el genio de la botella: multiplicará panes y peces, habrá más puestos de trabajo que habitantes, etc. No obstante, de ese cuento ya tenemos un rollo, y los ojos, que siempre delatan el alma, dejan ver en el rostro de Capriles el viejo camino de la traición, de la desesperanza, de la mentira, de las promesas incumplidas.

Estamos seguros de que la estrategia demagógica no pasará, no volverán. Sin embargo, no podemos dejar de advertir que esta vez la burguesía juega con fuego y se puede quemar, no es el mismo pueblo indefenso del 89. Este pueblo no retrocederá ni un milímetro del poder y de los beneficios conquistados. Si vienen por los votos, no les alcanzarán. Si vienen por la trampa y el engaño, se arrepentirán.

lunes, 27 de agosto de 2012

Paulo Freire Congreso Internacional Nuevas Perspectivas Criticas en Educacion

Modelos De Comunicacion

“Definir qué comunicación queremos equivale a definir que tipo de sociedad queremos”, nos recuerda permanentemente Mario Kaplún, quien siempre entre nosotr@s, abre caminos que nos alientan a militar en la idea de la comunicación como proceso social y cultural, indisociable por tanto de los elementos que conforman el vivir diario de la gente. Hay comunicación allí donde hay vida colectiva. La comunicación es un proceso público y colectivo, no es, por tanto, un hecho aislado que pueda ser analizado o separado de los espacios en los cuales se desarrolla. Es un hecho social absolutamente ligado a la producción, a la educación y transmisión de saberes sociales colectivos, y a una determinada organización de la vida material de la sociedad. Es, en definitiva, la constitución del espacio público, de sus condiciones de posibilidad y viabilidad.

Así asumimos el camino por construir, líneas que orientan nuestras acciones pero existen otras visiones, reproductoras del orden actual, modelos que Kaplún plantea de esta forma:


1. Afianzada en los contenidos, Que el individuo aprenda

En este modelo la comunicación es entendida solo como transmisión de información de un emisor (E) que envía su mensaje (M) a un receptor (R). Aquí el emisor es el único protagonista activo del proceso frente a un receptor pasivo.

Es decir que quien emite, es quien posee el saber legítimo del contenido del mensaje; mientras que al receptor, no se le reconoce otro papel que el de decodificar correctamente la información que se le propone.

El modo de comunicar que prevalece en este caso es el monólogo.

Pensando ahora la relación comunicativa que se establece, podemos decir que la misma es vertical y unidireccional; ya que el emisor domina, es el dueño, el protagonista.

“En la medida en que sigamos asumiendo el clásico rol de emisores, de poseedores de la verdad que dictamos esa verdad a los que ‘no saben’; en la medida que sigamos depositando informaciones e ideas ya ‘digeridas’ en la mente de nuestros destinatarios, por liberadores y progresistas que sean los contenidos de nuestros mensajes, continuaremos tributarios de una comunicación autoritaria, vertical, unidireccional.”, Kaplún, Mario. “El comunicador popular”.
2. Afianzada en los efectos, Que el individuo haga

Si el primer modelo es de origen europeo, el segundo, nació en los Estados Unidos, en pleno siglo XX durante la segunda guerra mundial. Sin embargo no es hasta la década de los sesenta que llega a América Latina en la llamada “Década del desarrollismo”, como una respuesta de la alianza para el progreso al problema del “Subdesarrollo”.

Se pensaba que la solución para la pobreza en que hallaban sumidos nuestros países, era la modernización, es decir, la adopción de las características y los métodos de producción de los países capitalistas desarrollados.

Las innovaciones tecnológicas, entre ellas los medios de comunicación, eran vistas como la panacea para todos nuestros males; ellas por sí solas permitirían obtener progresos. En este sentido la comunicación como herramienta de persuasión será un concepto clave de éste modelo. Ya no se trata como en el anterior sólo de informar sino de convencer, de manejar, de condicionar al sujeto para que adopte la nueva conducta propuesta.

El esquema de comunicación persuasiva, introduce una diferencia importante con respecto al modelo anterior. Sigue habiendo un emisor protagonista, dueño de la comunicación, que envía un mensaje a un receptor que continúa reducido a un papel subordinado; pero ahora aparece una respuesta, denominada retroalimentación (feedback) la cual es recogida por el emisor.

A simple vista el modelo puede ser percibido como algo mas equilibrado y participativo, ya que aparentemente, le reconoce un papel más activo al receptor (reacción ante el mensaje recibido). Sin embargo Se descubre que el feedback tiene un significado y una función muy diferentes, porque comunicar se relaciona con imponer conductas y lograr acatamiento y en tal contexto la retroalimentación es solo la comprobación del efecto previsto, es decir, la reacción del sujeto ante la propuesta de comunicación.

Entonces la comunicación es positiva si el sujeto acata la propuesta o negativa si la rechaza. En este último caso, el feedback le sirve al emisor como instrumento de verificación y control: puede ajustar los próximos mensajes, regularlos, hacerles los cambios formales requeridos para obtener el efecto prefijado, la respuesta deseada.

3. Afianzada en los procesos, Que el colectivo piense (Acción-reflexión-acción)

Para entender la comunicación como proceso, es importante reconocer dos acepciones del término, que aun hoy coexisten.
• Acto de informar, de transmitir, de emitir. COMUNICAR.
• Dialogo, intercambio, relación de compartir. COMUNICARSE.

Esta última, es la acepción más antigua y humana que expresa una idea de comunidad y comunión, que ha ido perdiendo su sentido originario a partir de la irrupción de los medios masivos. La forma de operar de estos medios se convirtió en modelo referencial, en paradigma de comunicación. Una reducción de la comunicación humana, concepto que implica reciprocidad a favor de la información y la comunicación.

La controversia para recuperar en sentido original del concepto de comunicación entraña mucho más que una cuestión semántica. Ella conlleva una reivindicación humana y sobre todo una reivindicación de los sectores dominados, hasta ahora excluidos de las grandes redes transmisoras. La polémica, tiene una dimensión social y política.

Para los teóricos e investigadores latinoamericanos, la verdadera comunicación no esta dada por un emisor que habla y un receptor que escucha, sino por dos o más seres o comunidades humanas que intercambian y comparten experiencias, conocimientos, sentimientos. Es a través de ese proceso de intercambio cómo los seres humanos establecen relaciones entre sí, y pasan de la existencia individual aislada a la existencia social comunitaria.


Desde esta perspectiva podemos definir:

“El diálogo es una relación horizontal de A con B, nace de una matriz crítica y genera criticidad. Cuando los dos polos del diálogo se ligan así, con amor, con esperanza, con fe el uno en el otro, se hacen críticos en la búsqueda común de algo. Sólo ahí hay comunicación. Sólo el diálogo comunica.” Paulo Freire

En esta línea, M. Kaplún, propone incorporar el término EMIREC, amalgama de emisor y receptor. Todo hombre debe ser visto y reconocido, como un EMIREC y tiene derecho a participar en el proceso de comunicación actuando alternadamente como emisor y receptor.