“Definir qué comunicación queremos equivale a definir que tipo de sociedad queremos”, nos recuerda permanentemente Mario Kaplún, quien siempre entre nosotr@s, abre caminos que nos alientan a militar en la idea de la comunicación como proceso social y cultural, indisociable por tanto de los elementos que conforman el vivir diario de la gente. Hay comunicación allí donde hay vida colectiva. La comunicación es un proceso público y colectivo, no es, por tanto, un hecho aislado que pueda ser analizado o separado de los espacios en los cuales se desarrolla. Es un hecho social absolutamente ligado a la producción, a la educación y transmisión de saberes sociales colectivos, y a una determinada organización de la vida material de la sociedad. Es, en definitiva, la constitución del espacio público, de sus condiciones de posibilidad y viabilidad.
Así asumimos el camino por construir, líneas que orientan nuestras acciones pero existen otras visiones, reproductoras del orden actual, modelos que Kaplún plantea de esta forma:
1. Afianzada en los contenidos, Que el individuo aprenda
En este modelo la comunicación es entendida solo como transmisión de información de un emisor (E) que envía su mensaje (M) a un receptor (R). Aquí el emisor es el único protagonista activo del proceso frente a un receptor pasivo.
Es decir que quien emite, es quien posee el saber legítimo del contenido del mensaje; mientras que al receptor, no se le reconoce otro papel que el de decodificar correctamente la información que se le propone.
El modo de comunicar que prevalece en este caso es el monólogo.
Pensando ahora la relación comunicativa que se establece, podemos decir que la misma es vertical y unidireccional; ya que el emisor domina, es el dueño, el protagonista.
“En la medida en que sigamos asumiendo el clásico rol de emisores, de poseedores de la verdad que dictamos esa verdad a los que ‘no saben’; en la medida que sigamos depositando informaciones e ideas ya ‘digeridas’ en la mente de nuestros destinatarios, por liberadores y progresistas que sean los contenidos de nuestros mensajes, continuaremos tributarios de una comunicación autoritaria, vertical, unidireccional.”, Kaplún, Mario. “El comunicador popular”.
2. Afianzada en los efectos, Que el individuo haga
Si el primer modelo es de origen europeo, el segundo, nació en los Estados Unidos, en pleno siglo XX durante la segunda guerra mundial. Sin embargo no es hasta la década de los sesenta que llega a América Latina en la llamada “Década del desarrollismo”, como una respuesta de la alianza para el progreso al problema del “Subdesarrollo”.
Se pensaba que la solución para la pobreza en que hallaban sumidos nuestros países, era la modernización, es decir, la adopción de las características y los métodos de producción de los países capitalistas desarrollados.
Las innovaciones tecnológicas, entre ellas los medios de comunicación, eran vistas como la panacea para todos nuestros males; ellas por sí solas permitirían obtener progresos. En este sentido la comunicación como herramienta de persuasión será un concepto clave de éste modelo. Ya no se trata como en el anterior sólo de informar sino de convencer, de manejar, de condicionar al sujeto para que adopte la nueva conducta propuesta.
El esquema de comunicación persuasiva, introduce una diferencia importante con respecto al modelo anterior. Sigue habiendo un emisor protagonista, dueño de la comunicación, que envía un mensaje a un receptor que continúa reducido a un papel subordinado; pero ahora aparece una respuesta, denominada retroalimentación (feedback) la cual es recogida por el emisor.
A simple vista el modelo puede ser percibido como algo mas equilibrado y participativo, ya que aparentemente, le reconoce un papel más activo al receptor (reacción ante el mensaje recibido). Sin embargo Se descubre que el feedback tiene un significado y una función muy diferentes, porque comunicar se relaciona con imponer conductas y lograr acatamiento y en tal contexto la retroalimentación es solo la comprobación del efecto previsto, es decir, la reacción del sujeto ante la propuesta de comunicación.
Entonces la comunicación es positiva si el sujeto acata la propuesta o negativa si la rechaza. En este último caso, el feedback le sirve al emisor como instrumento de verificación y control: puede ajustar los próximos mensajes, regularlos, hacerles los cambios formales requeridos para obtener el efecto prefijado, la respuesta deseada.
3. Afianzada en los procesos, Que el colectivo piense (Acción-reflexión-acción)
Para entender la comunicación como proceso, es importante reconocer dos acepciones del término, que aun hoy coexisten.
• Acto de informar, de transmitir, de emitir. COMUNICAR.
• Dialogo, intercambio, relación de compartir. COMUNICARSE.
Esta última, es la acepción más antigua y humana que expresa una idea de comunidad y comunión, que ha ido perdiendo su sentido originario a partir de la irrupción de los medios masivos. La forma de operar de estos medios se convirtió en modelo referencial, en paradigma de comunicación. Una reducción de la comunicación humana, concepto que implica reciprocidad a favor de la información y la comunicación.
La controversia para recuperar en sentido original del concepto de comunicación entraña mucho más que una cuestión semántica. Ella conlleva una reivindicación humana y sobre todo una reivindicación de los sectores dominados, hasta ahora excluidos de las grandes redes transmisoras. La polémica, tiene una dimensión social y política.
Para los teóricos e investigadores latinoamericanos, la verdadera comunicación no esta dada por un emisor que habla y un receptor que escucha, sino por dos o más seres o comunidades humanas que intercambian y comparten experiencias, conocimientos, sentimientos. Es a través de ese proceso de intercambio cómo los seres humanos establecen relaciones entre sí, y pasan de la existencia individual aislada a la existencia social comunitaria.
Desde esta perspectiva podemos definir:
“El diálogo es una relación horizontal de A con B, nace de una matriz crítica y genera criticidad. Cuando los dos polos del diálogo se ligan así, con amor, con esperanza, con fe el uno en el otro, se hacen críticos en la búsqueda común de algo. Sólo ahí hay comunicación. Sólo el diálogo comunica.” Paulo Freire
En esta línea, M. Kaplún, propone incorporar el término EMIREC, amalgama de emisor y receptor. Todo hombre debe ser visto y reconocido, como un EMIREC y tiene derecho a participar en el proceso de comunicación actuando alternadamente como emisor y receptor.
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